martes, 10 de noviembre de 2009

BSS/09


Es verdad que tengo el blog un poco abandonado, ya lo se. Pero últimamente sólo tengo tiempo para echar de vez en cuando una ojeada al facebook y poco más. Hay que aprovechar las rachas de trabajo cuando se presentan y ahora estoy en temporada alta. Lo mismo me pasa con los entrenamientos, tengo poco tiempo para salir así que intento aprovecharlos de la mejor manera posible. Y la verdad es que últimamente me he encontrado muy bien y vuelvo a coger ritmos de 4:30'/km sin problemas, cosa impensable este verano.

Pues bien, esta historia comienza en mayo, fecha en la que se abrieron las inscripciones para la Behobia-San Sebastián 2009. Ya sabía que la cosa era complicada pero no pensé que en dos días se acabarían las 18.000 inscripciones de este año. Os aseguro que estuve casi cuatro horas intentando conectar a través de internet y no había manera. Pero el que la sigue la consigue y al final pude apuntarme, eso sí, sin saber si podría ir cinco meses más tarde. Y por los pelos, porque las cosas han cambiado mucho desde entonces y mi situación laboral también. De hecho dos días antes no sabía si podría ir a correr.

Al cansancio físico provocado por el ajetreo de estás últimas semanas, más la preparación del viaje, que con un niño de dos años no es tarea sencilla, sumándole el cumpleaños de Eli (que acaba de entrar en la cuarentena) que coincidía con el día de la carrera le añadimos las previsiones del tiempo, que no podían ser peores. Alerta roja en todo el litoral cantábrico por vientos y lluvias. Y correr con lluvia, vale. Con frío... bueno. Pero con ese viento... es una locura. Así que mis aspiraciones de marca se diluían y sólo tenía en la cabeza la idea de no sufrir mucho.

La mañana de la carrera amaneció como se preveía. Con rachas de lluvia y viento de esas que acojonan de verdad. De hecho, pude ver como se partían algunos carteles en Behobia y cómo las lonas de los camiones-ropero volaban en todas direcciones. Teniendo en cuenta que teníamos que estar allí al menos una hora antes para dejar las bolsas y con el frío y el temporal que nos caía encima era difícil encontrar algún sitio resguardado que no estuviese lleno de gente. Las gasolineras, las tiendas, galerías comeciales, cualquier sitio era bueno para cobijarse antes de la salida. ¡Qué frío pasé!, y eso que iba bastante abrigado, pero se me había metido en los huesos y no paré de tiritar hasta que empecé a correr.

A las 11:00 en punto se dio la primera salida que está perfectamente organizada por tiempos para que no haya problemas de empujones y cosas por el estilo. Cuatro minutos más tarde salíamos los del dorsal rojo (en mi caso) y nada más empezar a correr empezó a soplar un viento de esos que traen la lluvia horizontal, de la que pica en la cara. Pero esta picaba más de lo normal, ¡coño, como que era granizo!. Totalmente empapado entré en el km.2 dónde me esperaba mi familia y la de mi cuñado, que son de Irún y que por supuesto montaron un buen escándalo a mi paso. Allí me pude desprender del cortavientos que ya no hacía más que molestarme y pesaba como un demonio. Pese a las condiciones adversas me sentía fuerte y cogí el ritmo de 4:30' e intenté no perderlo.

Es difícil cuando se empieza uno a acercar a la subida de Gaintxurizketa que es uno de los puntos fuertes de la carrera. Son dos kilómetros de subida (km.6-8), no excesivamente duros pero sí muy largos que hacen bastante daño en las piernas. A partir de ahí vienen un montón de toboganes de subidas y bajadas y también la parte más bonita de la carrera que atraviesa los montes. En el km.10 me dio un pequeño bajón y pensé que el frío me había calado más de lo que pensaba. Me faltaba el aire y no tenía buenas sensaciones. Bajé un poco el ritmo y aproveché para vaciar la vejiga en los pastos vascuences.

A partir del km.12 empecé a recuperar las buenas sensaciones y parecía que las fuerzas me llegaban renovadas, me sentía como si acabara de empezar y eso que en ese momento empezaba a caer otra buena. En algún momento, al atravesar el Puerto de Pasajes, el viento me zarandeó como si fuera una marioneta, me entraba hasta la risa, cómo se puede correr así.

Km. 14 y en mi reloj 1h 03'. Así que supongo que Chema habrá acabado ya y a mi me quedan todavía 6km. más.

Un poco más adelante ya puede verse la subida a Mirakruz y esta si es una cuesta de las que duelen. No es excesivamente larga (1km.) pero en el km.17 cuando las piernas tiran más por vergüenza que por otra cosa no es muy recomendable apretar mucho. Y como yo soy así de inconsciente empecé a tirar justo ahí. La subida acaba justo en el resturante Arzak y a partir de ese momento... el cielo. Un larga bajada, larguísima diría yo hasta el boulevard en pleno paseo marítimo donde, cómo no, nos volvió a caer una buena y eso sumado al viento que traía olas de 8,5 metros le daba a la carrera un aire épico donde los haya.

Me sentía bien, con fuerzas para poder tirar un poco más y luchar contra ese viento de cara que nos acompañó en bastantes tramos de la carrera. Supongo que los que la hayan corrido en otras ediciones estarán de acuerdo conmigo en que lo que hace a esta carrera especial es su gente. En ningún sitio he visto un apoyo tan tremendo. Daba igual que lloviese o granizase, no había un solo tramo de la carrera sin gente animando sin parar. Es espectacular. Se vuelcan con los corredores y los ves de todas las edades dándote fuerzas y aplaudiendo a nuestro paso. Es realmente GENIAL.

Ya quedaban pocos metros y no me había hecho 500km. en coche para dejarme llevar por el cansancio así que apreté los dientes y acabé en una muy satisfactoria 1h30'39'', sin dolores, ni lesiones, arcadas ni malos rollos.

Para comprobar lo difícil que se puso la climatología, bastan estos datos: de los 18.444 inscritos (2.800 mujeres), sólo tomaron la salida 14.990 (19% de retirados antes de salir) y llegaron a meta 14.918 (2.043 mujeres, el 13,7 %). En la meta no hubo cronómetro ni pancartas de los patrocinadores, y la entrega de premios se trasladó al Casino.
Copiado de www.runners.es

Lo que viene después se sobreentiende: comida espectacular y repito con mayúsculas ESPECTACULAR en la sociedad gastronómica del padre de mi cuñado que nos invitó amablemente a una merluza en salsa verde de muerte y unos chuletones que reaniman a un muerto. Todo ello regado con un espléndido zumo de uva macerado en roble y una tarta casera de chocolate para rematar la jugada.

Resumiendo, la cosa no ha podido salir mejor. Menos mal que pude viajar y correr la BSS porque de no hacerlo me hubiera arrepentido toda la vida.

Rafael Iglesias entrando en meta en 1:01:16

Chema entra segundo en 1:02:46

Una selección de los últimos momentos de la carrera