
Empezamos el año y con él nuestros proyectos, deseos y sueños. Aparte de la salud y todos esos rollos que siempre se dicen, lo que más nos gusta a algunos es la caña y eso mismo es lo que vamos a darle a nuestros cuerpos durante los 365 días que nos quedan.
Seguramente todos tenemos ya previsto lo que queremos conseguir este año. Yo lo tengo claro, mi meta es acabar el mapoma, si puede ser de una pieza mejor. Estoy decidido a convertirme en maratoniano y cuando se me mete algo en la cabeza... Así que ya tengo el nervio en el cuerpo (y eso que quedan más de cuatro meses).
El pasado domingo volví a salir para hacer una de mis tiradas largas. El día acompañaba y pasada la primera hora me sentía mejor que al empezar. Intenté controlar el ritmo pero aún así me planté en la media (21km) en 1:42h.
A partír de ahí la cosa fue un poco más dura y las piernas ya se me empezaban a agarrotar. Y es que mover un cuerpo tan grande como el mío no es tarea fácil (tengo que bajar todavía unos kilitos en estos meses) así que a las 2:15 ya estaba realmente cansado, empezaba a hacerse de noche y no sabía muy bien por donde iba, así que en cuanto vi el metro... stop. ¡Ala! a casita que ya es suficiente. Tampoco se trata de llegar al límite, eso lo dejo para el maratón.
En total unos 27 kilómetros en 2:20h. No está nada mal para mí. Además, me lo paso en grande cuando salgo así. Un día tenéis que venir conmigo.
Saludos.