miércoles, 11 de febrero de 2009

Anillo completo comansi



Llevaba varias semanas dándole vueltas a la idea de dar la vuelta completa al anillo verde ciclista que bordea todo Madrid. Es una de esas locuras que se nos suelen ocurrir a gente descerebrada como nosotros y que lo normal sería encerrar en un cajón para no acordarse más. Pero mira tú por donde que no he podido olvidarlo y este sábado pasado se me ocurrió salir temprano, je, je. Además tenía que estrenar las nuevas botellas North Face que me regaló mi hermano (la cosa es buscar excusas).

El primer problema que surgía era el tiempo. Llevaban toda la semana amenazando con nevadas, lluvias y demás fenómenos meteorológicos tan comunes en estas fechas. Así que hasta que no me levanté y miré por la ventana no estuve seguro de salir. Por suerte hacía un día magnífico y brillaba el sol aunque no pasáramos de los 3º centígrados.

Ropa seca, galletas y geles, el ipod bien lleno de música country (me encanta para las tiradas largas) y ya está todo. Salí a un buen ritmo, lentito, sin prisas, más o menos a 5:10' el kilómetro. El plan era correr lo que pudiese y andar de vez en cuando. Y corriendo llegué hasta el kilómetro 22 en el que caminé mientras me tomaba un gel (qué buenos están los de manzana) y una galleta. Diez minutos de caminata y adelante de nuevo.

Hasta el kilómetro 32 no tuve mucho problema. A partir de ahí la cosa se puso un poco difícil porque los músculos ya empezaban a quejarse y la cadera me estaba dando un poco la lata. Aproveché una de las áreas de descanso de bicis para estirar un poco y seguí caminando hasta llegar a la estación de Aluche. Allí el camino es cuesta abajo pero los calambres eran fuertes y me costaba mucho correr.

Llego a duras penas a la Casa de Campo y aprovecho para cambiarme la camiseta y estirar de nuevo. Llevo ya 37km. y se está empezando a levantar un viento frío que no me gusta nada. Ahora cada paso es un suplicio, me duele mucho la cadera y las piernas ya no van. Llego al 42 con mucho cansancio, frío y hambre. Así que decido caminar hasta que se me pase esa sensación tan horrible. Son ya las 13:30 y en casa están haciendo paella (joder que hambre). A cada paso me sube un  dolor del muslo a la cadera que me hace difícil incluso caminar.

Cuando llegué al kilómetro 49 y aprovechando que podían venir a buscarme y que todavía llegaba a la paella... me dije a mi mismo... ¡A TOMAR POR CULO EL ANILLO!.

Ya habrá más oportunidades y no merecía la pena lesionarme a estas alturas por una cabezonería. Supongo que he hecho bien, por lo pronto me calcé un plato de arroz que no se lo salta un gitano. El mes que viene volveremos a intentarlo, a cabezón no me gana nadie.


Una vista del recorrido y de los puntos de parada.